Bolívar y Martí, símbolos de la emancipación latinoamericana

Martí admiraba extraordinariamente a Bolívar y no se equivocó cuando dijo: “…así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo… calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía.”  José Martí

Muchas veces la juventud colombiana es criticada injusta y duramente por los adultos al descalificarla y señalarla de  indiferente, alienada, viciosa, carente de identidad, y de ser poco propositiva, entre otras cosas más. Por lo tanto resulta valioso hacernos las siguientes preguntas:

¿Acaso esa niñez y juventud  ha sido adecuadamente tratada por nuestras autoridades como lo manda la Constitución? ¿Ha contado esta población realmente con una igualdad de derechos, y se le ha prestado la suficiente atención? ¿Se les ha brindado a niños y niñas el ejemplo y las herramientas espirituales y materiales necesarias para obtener los resultados que esperamos? ¿El Estado en manos del ministerio de Educación ha asumido con responsabilidad y verdadero compromiso su papel en este sentido? Y qué decir de la formación de estudiantes  en la emisión de juicios;  sus mayores deficiencias están en la interpretación, análisis y evaluación de estas inquietudes por la ausencia  de espacios de pensamiento crítico en busca de la verdad.

En Colombia, desde hace décadas, el conocimiento relacionado con la historia, la geografía y demás componentes de las ciencias sociales quedó atrás como queriendo tapar la realidad vivida desde la colonización hasta hoy, razón por la cual cuando se pregunta sobre Bolívar, muchas personas entre ellas estudiantes universitarios,  sólo responden  que nació en Caracas.

Quisiera sentar estas reflexiones para dar inicio al tema de aquellos dos hombres destacados,  entre muchos y muchas héroes y heroínas, quienes entregaron su vida por la libertad de los pueblos latinoamericanos: Simón Bolívar y José Martí. El primero nacido en Caracas, Venezuela  (1.783- 1830),  y  el segundo, nacido en 1853 en La Habana Cuba y murió en 1895, a los 42 años.

Estos dos hombres inmortales  sembraron raíces en la búsqueda de la  integración latinoamericana, cada uno en su época: Bolívar del siglo XIX  y Martí en el XX.  Martí estudió y se inclinó por las ideas  de  Bolívar en sus cartas y  discursos. Es así que los ideales de  emancipación, el amor a sus pueblos y la unidad latinoamericana, se  fueron  articulando en un proyecto continental conducentes a la realización  del sueño de Bolívar y Martí como se ha visto en algunos países del continente americano.  Este proyecto continental revolucionario conocido con el nombre de ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de América) ha sido entonces guiado e influenciado por Cuba y seguido por Venezuela, Ecuador, y Bolivia entre otros.

Bolívar  manifestó en su época: «Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad». Y   Martí, unos años después dijo: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas”. Cada uno de ellos  describe en una frase las ansias de poder  y violencia que percibieron en diferentes tiempos de parte de  los Estados Unidos. Esas frases explican la necesidad del pensamiento y del sueño del pueblo americano, su sentido de pertenencia y  la esperanza de lograr la libertad.

Bolívar en la Carta de Jamaica (1815) expresaba: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”. Carta en la que menciona  los sucesos desde la llegada de los colonizadores españoles convocando a la Nueva Granada, al Perú a Chile, a Venezuela a todos los países americanos a continuar el  camino a la libertad.

 Por su parte Martí señaló: “Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.  Esta frase trasciende hasta nuestros días;  muchos de los discursos hechos por  hombres y mujeres cubanos la citan porque el peligro del mismo monstruo de la época de los libertadores está vivo. No se puede ignorar la injusta realidad en donde vemos como se arrasan tierras, se propaga el mercado de armas, se infunden miedos, se crean guerras, así como las amenazas que se tienden sobre el continente las cuales son cada vez más sofisticadas pues hoy se han multiplicado de forma velada,  gracias a las guerras mediáticas que se promueven.

 El ideario de estos dos  grandes hombres es inmenso para el corto tiempo de sus vidas. Una preocupación fundamental fue la Educación y la Cultura que en la colonia fueron privilegio de los españoles, luego de criollos y mestizos poseedores de riqueza  menospreciándose el trabajo manual de los campesinos indígenas y negros. Para el libertador, la ignorancia era una de las más grandes calamidades de una sociedad. En una carta dirigida a su hermana María Antonia decía: “La instrucción es una felicidad de la vida, el ignorante está próximo a revolverse en el lodo de las tinieblas y la servidumbre”.

 En el discurso de Angostura expresó Bolívar: La educación popular debe ser el cuidado primogénito del alma paternal del Congreso. Moral y luces son los dos polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades;……y más adelante,: “Renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contente con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso”. Para Bolívar, una nación se encamina hacia la grandeza  en la medida que la sociedad se prepare intelectualmente bajo el control oficial. La  educación  se debe basar en  valores patrios, sociales y humanos, es urgente y necesario implantar la ciencia y la técnica; con estas propuestas develaba  su educación  luminista.

 “El más poderoso estímulo a la educación revolucionaria de Martí se debe al ejemplo de Bolívar” según palabras del poeta, ensayista y crítico cubano Cintio Vitier. José Martí  ante todo fue maestro de ideas profundas en pedagogía, filosofía, historia, y psicología.  En la época que le tocó vivir,  su Cuba era colonia de España, imperaba el esclavismo y el analfabetismo con dominio total de la iglesia Católica y el método educativo escolástico solo era para las clases privilegiadas.

Martí dijo: «Educar es depositar en cada hombre y cada mujer  toda la obra humana que la ha acontecido, es prepararlos para la vida.» Es “Educar para la identidad americana”. Lo muestra claramente en su obra para niños “La Edad de Oro” en la que narra y da  a conocer a los niños y niñas  quiénes forjaron  y se sacrificaron por la liberación de los países del Continente, igualmente la historia y cultura de los diversos pueblos.

Martí Propendió por  preparar  para el trabajo desde la adolescencia, en la educación científica desafiando los criterios escolásticos y teológicos dominantes que darían como resultado valores morales y éticos en la formación de un ser nuevo, inteligente y humanista auténtico, diferente; Martí expresó que la educación era un derecho de todos los hombres y mujeres y que en pago cada quien, debía contribuir a educar a otros.

“Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar” fue otra frase martiana que se fue sembrando y quedó sembrada fructificando en un cambio llevado a cabo en un proceso que culminó en el año 1959 con la Revolución cubana que fue realizada por valientes hombres y mujeres patriotas liderados por Fidel Castro.

Este proyecto revolucionario significó cambios en las ideas Políticas, en la Economía, en la Educación,  la Salud; en los Valores y la Ética ciudadana que fueron transformando a mujeres y hombres con mentalidades nuevas,  más Humanas, Creativas, Independientes, Solidarias y  Amorosas.

Ese ejemplo revolucionario se fue convirtiendo en otro proyecto como lo pensaron esos dos grandes de los que hablamos al principio y se ha convertido en una gran  propuesta para el Continente: el  ALBA.

El  ALBA es una propuesta contraria  al modelo neoliberal porque es una propuesta de Integración de los países de América Latina y El Caribe, el Alba es cooperación, el Alba es promover la lucha contra la pobreza, es preservar la autonomía e identidad latinoamericana, es la formación de recursos humanos. En síntesis, es un proyecto que busca el desarrollo en condiciones de equidad y  justicia, la participación democrática, velando por los derechos humanos, la dignidad humana y el respeto por  la multiculturalidad  de nuestros  pueblos.

 María Isabel Moreno Martínez

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